AMOR A MORDISCOS

03.12.2012 14:55

Para un educador/a de niñ@s pequeñ@s, una de las tareas más ingratas es la de explicar al padre, a la madre o a la abuela que el niño ha mordido o ha recibido un mordisco de otro niñ@.

En el primer caso, la familia suele pensar en lo dulce y cariñoso que es su pequeño y empiezan a considerar que el relacionarse con iguales en el Centro puede significar una mala influencia para él/ella.

En el segundo supuesto, los familiares pueden llegar a pensar que el educador/a, tal vez, no haya cumplido correctamente con su trabajo y al no controlar a los niños, se susciten actos violentos entre ellos, empiezan a creer que posiblemente hubiera sido mejor escolarizar más tarde a su hij@.

Las preocupaciones en los dos casos son lógicas pero no son correctas, veamos por qué:

Hasta el momento de su escolarización el niño ha tenido un contacto con sus iguales limitado a unos ratitos en el parque, con primos en reuniones familiares o con los hijos de algunos conocidos. En estas ocasiones esporádicas siempre había adultos que dirigían los contactos.

La verdadera relación social diaria con iguales ha comenzado en el momento de su escolarización. Acostumbrado a ser el centro de atención de su entorno no sabe compartir la atención del educador/a y la posesión de juguetes y es lógico que desarrolle comportamientos distintos que en el entorno familiar porque allí no debe competir con otros niñ@s por juguetes y atenciones.

Vuestro hij@, como los demás, desea ser el "centro de todo", pero también desea relacionarse con iguales.

Durante el primer año y medio, ante cualquier conflicto, el pequeñ@ llora para que el adulto lo resuelva.

En este período de edad hay niñ@s que muerden para aliviar las molestias de dentición y , en ocasiones, para manifestar afecto porque se encuentran en la fase oral y la boca está relacionada con las muestras de cariño. Desconocen que el hecho de morder tenga consecuencias negativas hasta que los adultos se lo hacen entender. En el caso de los manotazos y empujones habitualmente los reproducen por imitación, al haberlo observado en otros niñ@s o en los adultos.

En esta edad hay que explicarles que los mordiscos y manotazos hacen daño mostrando gestos de disgusto y enseñarles el modo de dar besos y abrazos como muestra de afecto.

A medida que los niñ@s evolucionan en independencia intentan resolver los conflictos relacionales solos, sin embargo, su nivel de lenguaje aún es limitado y cuando otros niñ@s les quitan los juguetes suelen reaccionar de manera impulsiva y "violenta", bien tirando del objeto o "vengándose" con un manotazo, un empujón, un arañazo o un mordisco. La forma descrita es la reaccíon más habitual en niñ@s entre 18 meses y 3 años aunque, en algunos casos, la reacción es de pedir ayuda al adulto o ignorar el problema y dejarse quitar el juguete.

Estas formas de relacionarse van desapareciendo al superar la etapa egocéntrica y con la evolución del lenguaje porque el niñ@ podrá manifestar verbalmente sus sentimientos y emociones.

 

"Asociación mundial de educadores infantiles"